lunes, 22 de octubre de 2012

Relato de un Naufrago


3 comentarios:

  1. Esta es una obra literaria escrita por el famoso escritor Gabriel Garcia Marquez
    y narra el suceso de un marinero a cargo de la armada colombiana llamado Luis Alejandro Velasco, mejor conocido como Velasco.
    Resume la historia de un naufrago que permanecio 10 dias en una isla eljado del bullisio sin comer y sin beber, totalmente solo tanto que con un balon de boleibol se hace compania y lo hace pasar como su amigo y es llamado WILSSON en donde Wilson y velasco pasan 10 dias en una isla alejados de todo y sin ayuda alguna, despues de 10 dias a la deriva es proclamado Heroe de la patria y hecho rico por la publicidad y aborrecido para el gobierno y olvidado para siempre. Aqui mi parte favorita es cuando cae en una isla solo y al darse cuenta de que esta solo nombra y platica y convive con un balon de boleibol llamado wilsson y despues de estar 6 dias en una isla arma una lancha con polines para poder regresar a casa y como luchas tras una corriente de agua muy fuerte que la azoto en el septimo dia ya encaminado a casa.
    Lo recomiendo mucho... NUNCA SABREMOS DONDE VAMOS A ESTAR MANANA!
    Moraleja nunca estamos solos siempre podremos platicar con nuestro yo interior, y que todos y cada uno de los problemas tiene una solucion y que al final del dia una sorpresa nos llegara ahi esta el caso de Velasco.

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  2. Relato de un náufrago de Gabriel García Márquez:
    Considero que “Relato de un naufrago” es la reconstrucción periodística de la crónica de Luis Alejandro Velasco hecha por García Márquez, el naufrago narró lo sucedido en forma de crónica al autor colombiano y éste a su vez le dio una estructura, lo escribió y finalmente lo dio a conocer.
    Basándonos en el puro texto se puede decir que “Relato de un naufrago” no es una crónica porque aunque es un hecho real, Gabriel García Márquez no fue testigo presencial de él, el autor del libro solo se dedicó a plasmar narrativa y periodísticamente lo que le contó Luis Alejandro Velasco en su testimonio acerca de su supervivencia en el accidente que sufrió el destructor: Caldas, de la Marina de Guerra de Colombia (el 28 de febrero de 1955) durante su viaje de Mobile (Estados Unidos) hacia Cartagena de Indias, donde desgraciadamente a dos horas de llegar a su destino; por las inclemencias del tiempo en el mar y por la carga que llevaba la nave, en la que iban a bordo ocho tripulantes, siete de los cuales perdieron la vida y donde Alejandro Velasco sobrevivió durante 10 días en una lancha, soportando todo lo que ello implica: hambre, sed, peligros como el asecho de los tiburones o las mareas tan fuertes; heridas profundas y dolorosas, etc.
    En el relato hay varios elementos de la crónica como: equilibrio entre el contenido descriptivo y la narración, también detalles de hechos y ambientes, la sucesión de los hechos se da cronológicamente (aunque en la crónica no forzosamente debe ir en ese orden) y en el libro se narra en primera persona, como si Luis Alejandro Velasco fuera el que lo relatara, pero en realidad no es así. Quizá si el naufrago fuera el que narrara su experiencia, tomara en cuenta los elementos de la crónica, y hubiera por su parte una valoración del hecho noticioso podría ser una crónica porque en su momento él fue el que presenció los hechos y por lo tanto los puede interpretar y contar. Además de que en el momento en el que sucedió el accidente él naufrago pudo haber elaborado una crónica de su supervivencia porque recién había acontecido el hecho.

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  3. CAPÍTULO 7
    LOS DESESPERADOS RECURSOS DE UN HOMBRE HAMBRIENTO
    Luis había escuchado de sus instructores que no debían matar a las gaviotas que son las nobles señales de la salvación, pero el hambre superaba sus principios y cuando la gaviota se acercó más, de un tirón la capturó y le rompió el cuello, pero al verle las víceras, sentir su sangre caliente y la imposibilidad de desplumarla, sólo sintió repugnancia y no pudo comerla porque sentía que comía una rana. Tampoco podía utilizar la gaviota como carnada porque no tenía nada con qué pescar.
    Tiró los restos de la gaviota y los peces se disputaron sus restos. Aquella era su sexta noche y por primera vez salía la luna que iluminaba el mar espectralmente. Esa noche, su compañero no lo visitó y cada vez que perdía la esperanza el reflejo de la luz le figuraba un barco que podía rescatarlo.
    Yo era un hombre muerto
    El sexto día no recordaba lo que había ocurrido, pues se sentía entre la vida y la muerte. Hizo un enorme esfuerzo para amarrarse a la balsa para no morir devorado por los tiburones. Sus mandíbulas le dolían por falta de uso y recordó que llevaba consigo las dos tarjetas del almacén en Mobile y optó por mascarlas, lo cual resultó un gran alivio. De pronto, volvió a ver las siete gaviotas y la esperanza resurgió.
    El deseo por seguir mascando lo hizo masticar inútilmente sus zapatos de caucho.
    La séptima noche consiguió dormir y a veces se despertaba por el golpe de las olas, pero pronto reconciliaba el sueño.
    CAPÍTULO 8
    MI LUCHA CON LOS TIBURONES POR UN PESCADO
    Después de siete días de estar a la deriva, dejó de seguir luchando y ahora veía el mar, el cielo, los peces que escoltaban la balsa, de manera distinta, pues si había logrado sobrevivir hasta ahora, ellos se convertían en sus compañeros. Con las manos trató de capturar unos peces, pero éstos escapaban dejándole mordidas en los dedos. Tal vez fue su sangre, pero en un momento se juntaron muchos tiburones alrededor de la balsa, alocados, devorando peces. El alboroto era tal, que sin quererlo, un pez de metro y medio saltó a la balsa. La situación era peligrosa pues si perdía el equilibrio la balsa se podía voltear entre los tiburones o bien, la presa podía escapar.
    Con el remo, golpeó al pez y la sangre de éste alocó aún más a los tiburones, así que tomó entre sus piernas el pescado y mientras lavaba la sangre de la balsa, los tiburones se fueron calmando. Era un pez verde metálico con escamas fuertes que le hicieron creer que era venenoso, pero el hambre lo hizo olvidar su suposición y tras un par de bocados, logró calmar su sed y su hambre y recobró energía. Decidió envolver al pez en su camisa y en un descuido al enjuagarlo, lo perdió en una batalla contra un tiburón. Estaba tan enojado de haber perdido su única comida en muchos días, que golpeó al tiburón con el remo, pero éste, de una mordida lo partió en dos.
    Estos capítulos en especial me gustan ´por que TIENE LA ESPERANZA DE

    ENCONTRAR TIERRA FIRME, ya que era buen augurio ver gaviotas y esto fue en repetidas ocasiones


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